La noche
es muy fría, tan fría que volutas de calor se escapan de nuestros labios al
profanar el silencio con las palabras…
En las
alturas lejanas titilan las estrellas y temerosa tras las montañas la luna se
deja entrever tras desperdigados jirones de blancas nubes; el aliento gélido
del frío se cuela por todos lados, por todos los rincones de estas lóbregas
calles, levantando polvo, basura y hojas muertas; pero nuestros cuerpos aún
conservan el calor del último encuentro, su cabello huele a jazmín y mi cuerpo
a la fragancia de un Rabanne, el favorito para ocasiones especiales; y es que
el atardecer había sido fenomenal.
La noche
era de gala y no había que faltar…
El canto
de los grillos anunciando la creciente oscuridad, cobijaba nuestros sueños y
esperanzas, mientras en la puerta de la casa esperábamos a mis amigos que a
veces reprochaban mi egoísta actitud por repartir en pedazos mi corazón; pero
con esta - pensaba yo - no habría
migajas sino plenitud y abundancia…
Lentamente
hacia el este se iba levantando una inesperada claridad, poco a poco el local
se fue quedando vacío, algunas parejas en la pista de baile aun se prodigaban
caricias al compas de la música; la velada había sido un éxito
Agonizaba
la noche cuando enfilamos rumbo a casa,
por la panorámica, en el vehículo en que llegáramos; las luces de la ciudad y
el neón de los aparadores se reflejaban multiplicados en el cristal, había
llovido haciendo aun mas fría la madrugada ; pero había regocijo en todo lo que veía y sentía, estaba
enamorado…
"Tantos
segundos interminables vividos a tu lado, exprimidos hasta el último ápice,
tantas horas compartidas, tantas lagrimas y alegrías, tanto amor y desamor,
tantos besos consumidos en tu piel, tantos anhelos y promesas rotas; tantas
cosas que llenaron el vacio de tu ausencia y llenaron mis noches de desvelo,
alquitrán y alcohol hasta desbordar la copa de mi amargura… tantos recuerdos
que dejaste, que no se como deshacerme de ellos y sepultarlos en la fría tumba
del olvido; te fuiste en una tarde como esta, cuando mas necesitado estaba de
ti, cuando el viento juguetón se enredaba en tus cabellos y aullaba en la
lejanía, como presintiendo lo que pasaría…
Muchas
lunas y soles han danzado en lo alto desde entonces, desde aquel día de tu
partida y que echaste a la basura todo lo que fuimos y lo que hicimos juntos;
15 años para ser exactos.
Y
aquí sentado, en esta tarde melancólica y fría a la orilla del camino; el
viento traidor me ha traído tu recuerdo y otras tantas cosas tuyas que debí
haber olvidado hace mucho tiempo…
¿Qué
es lo que quieres? - parece decirme -¡justicia! - mis labios reclaman - que me
recuerde como yo lo hago con ella, y que al beber de la copa de la amargura… mi
recuerdo, le haga daño."
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