lunes, octubre 31, 2011

Sendas evocadas

Si pudiera volver el tiempo atrás, recorrería nuevamente olvidados caminos y sendas insospechadas que algún día tiempo atrás recorrí con pisadas cansinas, caminando de la mano de la incertidumbre por no haber errado mis pasos y por querer llegar pronto a mi destino, querría volver a sentir esa sensación de libertad y ese temor de independencia… de saberme libre y de haber dejado todo atrás, de sentirme dueño de mi camino...

Volvería a aquel instante en que la noche me abrigaba con su manto en el frio amanecer en las montañas, mientras los leños de la fogata se extinguían, de saber que a mi lado se encontraban amigos, verdaderos amigos que los que el tiempo y la distancia me han arrebatado y no me han guardado ni el recuerdo de sus nombres… volvería a esas noches estrelladas, recostados en la yerba observando estrellas fugaces, mientras el olor de la tierra, del bosque y de los leños ardiendo impregnaban todo y se colaba por mis fosas nasales, no me importaría volver a sentir en mis extremidades ese cansancio mortal por haber caminado horas y horas para llegar a alguna escondida y remota comunidad, escuchar en las cañadas montaña abajo, el ladrido lejano de algún can o apenas perceptibles los gritos de los infantes que juegan en la fosa del rio mientras los jóvenes se dedican a la pesca y las señoras rio abajo lavan las prendas de toda la familia; noches de insomnio, fatal cuando los fantasmas de ayeres lejanos te visitan, inocuo tormento que pone a prueba tu cordura, cuando en la madrugada en esa hora que todo se torna tan silencioso, tan callado que pareciera que una cortina bajara del cielo y se posicionara en todas las cosas, apagando los sonidos... del rio, de la cabra perdida que busca a su madre, del iracundo can que no le dieron su cena por haber lastimado a la gallina que pondría el desayuno, apagando todos los sonidos… hasta de tu propio corazón, en esa hora en que la oscuridad se aferra a las piedras y a las plantas, a las tejavanas y cercos de las humildes chozas, en esa hora cuando todo parece mas oscuro… el lejano canto de un gallo rompe el encantamiento y uno a uno en cada choza, en cada corral, en cada árbol, se unen todos en un solo canto anunciando un nuevo amanecer, no me importaría sentir ese abandono en la inmensidad y soledad de las montañas.

Volvería a aquella lejana navidad, la mejor de todas las que he vivido, risas, abrazos, buenos deseos, calor de hogar y en la creciente oscuridad el viento gélido hiriendo mi piel, amoratando mis labios, notas discordantes de una guitarra hoy en el mas completo olvido, perdiéndose en la negrura de la noche irónicamente con personas a las que no me unía ningún lazo familiar, regresaría a aquella mañana, cuando en compañía de una buena amiga caminaba por sendas desconocidas tan solo para encontrar adornos de navidad 15 años me separan de aquel instante y de aquel bonito recuerdo, 15 años que recuerdo su rostro mas no su nombre…

Volvería a aquel invierno, a aquella noche, en aquella casa de lamina cuando el frio carcomia mi piel, cuando el viento aullaba colándose por las rendijas pero no mitigaba mi hambre por la mujer que desnuda se me ofrecía, volvería a aquella noche en la que mi hice hombre.

En este día en que le doy vida a estas líneas, llegan a mi, olores familiares que despiertan un ayer lejano de una infancia olvidada, de una tradición perdida, por doquiera que voy el olor del cempasúchil, del mole, del chocolate y demás guisos se mezclan en el ambiente, una vez mas la fiestas de muertos llegó al calendario de este diario vivir y una vez mas acuden a mi mente nostálgicos recuerdos de un ayer que poco a poco se fa difuminando en el olvido, de un ayer que se niega a morir...

"cuantos instantes he olvidado ya, capaces de haberme cambiado, no queda otra disyuntiva y rápidamente hay que decidir"…(1)

Cuantas batallas ganadas deje en el camino y cuantas derrotas me hicieron saborear el polvo que mis pisadas levantaban a cada paso, ya no guardo memoria de aquellos días. Todo se ha difuminado en la cortina del tiempo, como los nombres de mis amigos, como las veces que fuiste mía, como el día aquel que me dijiste adiós, bienaventurado.

Hay muchos momentos mas, que al calor de las copas iré escarbando en mis recuerdos, estos tan solo estaban en la superficie y eran de los de acá, de los buenos.

"el tiempo no cura nada, el tiempo no es un doctor, el tiempo solo te cura lo que no importa ya."(2)



(1) oración /senderos de traición/Héroes del silencio
(2)Un bastón para el corazón/Flamingos/Bunbury

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