Ignoramos como es que el tiempo se nos va, así como se nos va el agua entre las manos, cuando nos damos cuenta nos encontramos de pronto solos y desnudos ante el sol de nuestra incertidumbre, mancillando las sombras de nuestros ayeres que un día pensamos tan ocultos en nuestro interior, que nada ni nadie podría sacarlos a la superficie… los ayeres son tan frágiles como el mañana que aun no llega, es la premisa y el poder que el hoy tiene desde hace tantas hojas caídas en otoño, precursor del mordaz y reptante frio que vaticina la llegada de la osa menor en la oscuridad de la noche. |
pedazos de mi historia, regados y desperdigados en los recovecos de mi mente, atrapados por fin para no dejarlos ir... caminante errante seguire hasta que el cansancio me venza o el sueño me acurreque en los brazos de la noche eterna.
lunes, junio 27, 2011
Añoranza
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